Atenas. 20 de junio de 2025

La poeta mexicana Beatriz Saavedra Gastélum presentó recientemente su libro más reciente, El jardín de la desmesura, en el marco del Festival LEA (Literatura en Atenas), celebrado en la capital griega. Esta participación forma parte de las actividades destacadas del festival, que cada año reúne a voces fundamentales de la literatura contemporánea internacional.

En El jardín de la desmesura, Saavedra Gastélum explora el jardín como una poderosa metáfora del erotismo y del lenguaje. Su obra se inserta en una larga tradición literaria en la que el jardín, con toda su carga simbólica, se ha convertido en uno de los escenarios predilectos para hablar del deseo humano sin reducirlo a lo puramente corporal.

«El jardín de la desmesura»

“El jardín, en su densidad simbólica, es espacio íntimo y misterioso, metáfora de la belleza, de la transgresión, del deseo que nunca se colma del todo”, se destaca en la presentación del libro. En los poemas de esta obra, el lenguaje se afina para decir lo que no puede decirse: el cuerpo se vuelve paisaje, y el paisaje, lenguaje..

Lejos de una visión simplista del erotismo, la autora propone un recorrido lírico donde el deseo es también conocimiento, tránsito, transformación. Como señala la propia poética del libro, “el jardín nos recuerda que el deseo es, en el fondo, una forma de búsqueda: de otro cuerpo, de otra alma, de otra forma de ser en el mundo”.

El jardín de la desmesura continúa la exploración estética y simbólica que ha caracterizado la obra de Beatriz Saavedra Gastélum, una de las voces más sólidas y versátiles de la poesía mexicana contemporánea. En este libro, el erotismo se presenta como una forma de pensamiento, donde el lenguaje poético bordea los límites del sentido para acceder a lo inefable.

El jardín sigue floreciendo en las letras, y este nuevo libro de Saavedra Gastélum lo demuestra con intensidad: “porque en su geometría secreta caben tanto el Edén como la caída, tanto la flor que se ofrece como la espina que hiere”. En su poesía, el erotismo —como la literatura— encuentra en el jardín un espacio donde el deseo se diga con palabras que crecen, se entrelazan, se deshojan.